viernes, 27 de enero de 2017

FÁBRICA DE UNIVERSOS


Por: Luis Carlos Fernández Cruz


El amanecer en tu regazo me ha despertado en medio de un arcoíris de sensaciones...
En el violeta profundo de tu alma y pegadito a ti he escuchado raudo tu corazón.
En medio del blanco y rosado de mil rosas he sentido aun tu aroma,
¡Y el rojo de mi alma se ha visto encendido por tu pasión!

En el negro infierno de tu silencio me he visto atrapado,
Pero he sido salvo por el blanco tierno de tu voz.
De tus abrazos queriendo ser preso he volado en azules plenos
¡Y en verdes divinales veo pleno tu valor!

Eres de mi ser un mar azul veraniego,
Y desde la aurora tu alegría es de amarillo color de sol.
Me he visto ciego y privado de toda palabra en tu mal genio gris,
¡Y reconozco desconocerte cuando vibras en ese color!

Te amo en medio de tus mil colores...
Te amo porque das vida a toda intención.
Intención de locura, intención de razón.
¡Te amo porque eres mi fábrica de universos de color!


martes, 10 de enero de 2017

TU VOZ... TUS MANOS

Por: Luis Carlos Fernández Cruz

¿Cómo escribir con letras lo dulce de tu voz sino vibra en mis oídos y solo en mis recuerdos?
¿Cómo saberlo si no disfruto de su tono?
Quisiera enredarme en su fuerza para no despegarme jamás de su origen que son sus labios.
Y fundido en ellos escuchar esa tu voz ya no en mi mente sino también en mi corazón.

Dime como...

¿Cómo sentirte en la distancia sin el vibrato de tu voz haciendo mella en mi alma?
No esperes de mi ningún milagro,
pues el sueño de tu voz es todavía eso... ¡un sueño!
¿Cómo dirás un te quiero?
¿Cómo se escuchará de ti un ven pronto, porque te espero?
¿O quizás en tus palabras un reproche?
¿Hasta tales tonos harían parte de mi anhelo?

¿Será tu voz para mí como un canto?
¿Un esbelto y cálido aliento y un impulso a mi vida?
¿O será mejor dejar de soñar con tu voz y pensar mejor en tus manos?
Esas manos frondosas deben abrazar y por si solas decir... ¡te quiero!
¿Será que hablan como no lo hace tu voz?
¡Desconfíame! Si sueño con tu voz y tus manos.

¡Yo seguiré alimentando tus miedos!
Solo en nuestro encuentro,
cuando los veas cara a cara les reconocerás
y les darás su lugar en el pasado
¡y así dejen para siempre de irrumpir en nuestro presente!
Por ahora desde la distancia mi único alimento es un ¡te quiero!